La Nación: Por qué el 19 de diciembre será el Día D para el cometa 3I/ATLAS
13/12/2025
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El próximo viernes marcará un hito crucial para el objeto interestelar; será justo antes de emprender su viaje definitivo fuera del Sistema Solar

El 19 de diciembre no será un día cualquiera para el cometa interestelar 3I/ATLAS. Esta fecha se consolidó como el “Día D” en el calendario astronómico, ya que marcará el punto de máxima aproximación del enigmático objeto a la Tierra. Luego de este evento, el cometa emprenderá un camino irreversible hacia los confines del espacio, por lo que abandonará nuestro sistema solar para siempre.Este viajero cósmico, apenas el tercero de su tipo confirmado proveniente de fuera de nuestro sistema estelar, pasará a una distancia de aproximadamente 270 millones de kilómetros de la Tierra, según las mediciones de la NASA. Aunque esta distancia garantiza la completa seguridad para nuestro planeta, la jornada del 19 de diciembre ofrece la mejor ventana para su observación detallada.Para poder apreciarlo, los interesados necesitarán utilizar instrumentos ópticos como telescopios pequeños o binoculares astronómicos, dado que su baja luminosidad, estimada en una magnitud aparente de alrededor de 10, impedirá que sea visible a simple vista. El momento idóneo para su búsqueda será durante las horas previas al amanecer, con el cielo más oscuro y con una orientación de la mirada hacia el horizonte sureste, cerca de constelaciones como Virgo y Leo.El 3I/ATLAS fue descubierto en julio y, desde entonces, captó la atención de científicos por una serie de características inusuales. Tras su máximo acercamiento al Sol el 29 de octubre, el cometa exhibió una actividad considerable. Imágenes recientes de la NASA, tomadas por el telescopio Hubble, revelaron su núcleo, la nube de gas circundante conocida como coma, y un fenómeno aún más llamativo: la presencia de dos colas. La Agencia Espacial Europea (ESA) explicó que una es la “cola de plasma”, formada por gas cargado eléctricamente, y la otra, una “cola de polvo” más tenue, compuesta por partículas sólidas. Esta doble estructura es señal de una intensa actividad en su viaje.Además de las colas, astrónomos detectaron un comportamiento inusual que describieron como un “latido”. Nuevas observaciones revelaron chorros de gas y polvo que se disparan en ráfagas rítmicas cada 16,16 horas, lo que generó un brillo intermitente que aumenta y disminuye entre un 20 y 40%. La explicación oficial de la NASA y la ESA es que el núcleo del cometa gira una vez cada 16,16 horas, lo que expone zonas de hielo que, al calentarse con el Sol, pasan directamente a gas, lo que crea estos chorros que actúan “como un reloj”. El material expulsado puede alcanzar velocidades de hasta 1585 kilómetros por hora y recorrer 25 mil kilómetros, lo que origina el pulso luminoso.Sin embargo, el astrofísico Avi Loeb señaló que este brillo es demasiado intenso para ser explicado únicamente por el giro del núcleo. Desde su perspectiva, si solo el núcleo generara los chorros, la gran coma debería suavizar esos destellos, lo que limitaría la variación de brillo a un 5%, no al 20-40% observado. Loeb también destacó otras anomalías en observaciones previas, como una aceleración no gravitacional excepcionalmente grande que no se justifica por la desgasificación normal del hielo, y una composición química atípica con niveles inusuales de dióxido de carbono y níquel.Estas características, junto con la ausencia de una gran nube de gas que justifique su aceleración, llevaron a algunos investigadores, como Loeb, a considerar hipótesis más especulativas, incluso con un planteamiento sobre la posibilidad de que se trate de una estructura de origen artificial o tecnológico. No obstante, la NASA descartó completamente esta hipótesis e insistió en que el 3I/ATLAS es un objeto natural.A pesar de las discusiones científicas sobre su naturaleza exacta, lo cierto es que el 3I/ATLAS representa una oportunidad única para el estudio de objetos interestelares, ya que permite mejorar la vigilancia de cuerpos celestes que podrían representar riesgos en el futuro. Después del 19 de diciembre, su trayectoria hiperbólica lo llevará más allá de la órbita de Júpiter en la primavera boreal de 2026, y su brillo disminuirá progresivamente hasta que desaparezca de nuestra vista para no regresar jamás al sistema solar.Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.
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