En plena época de facto, donde Juan Carlos Ongania era el presidente de la Nación, un humilde equipo dirigido por “Tripa” Collado rompió todos los pronósticos. La delegación hizo 1.200 kilómetros en colectivo para ser goleado, con toda la logística en contra, nadie creía en ellos, pero lo imposible en el fútbol se hizo realidad, se concreto un verdadero milagro, ante la mirada incrédula del hincha porteño, ese de un alto paladar futbolístico en contramano. Pero ese día, entendieron que el agua no se masca.
La Revista El Gráfico lo bautizo el “Primer Grande del Interior”, es que Central Córdoba en un domingo con algo de lluvia y nublado derrotó al famoso equipo de Boca Juniors con Roma, Marzolini, Rattin, Simeone, y Madurga entre otros por 2 a 1, en la mismísima Bombonera. Fueron héroes, inmortalizando un triunfo, que todos los días, lo festeja el hincha ferroviario.
Ese equipo formó con Antonio Carot; Alfredo Mackeprang y René Ruiz; Juan Carlos Rossi, Alberto Chazarreta y Héctor Saganías; Marcelo Aranda, René Taboada, Manuel Rojas, Víctor Pereyra y José Patricio “Liya” Ayunta, y entre los datos de importancia, el equipo del Barrio Oeste terminó con 9 hombres por las expulsiones de René Ruiz, que se fue haciéndole burla al hincha Xeneize, y al “loco” Alberto Chazarreta.
EL PARTIDO
Todo el mundo apostaba por Boca que, de local, era intratable. Los primeros minutos, el local asumió el protagonismo, pero a manera que fueron pasando los minutos, todo se emparejó.
Antonio Collado jugó con una línea de cuatro con Mackeprang, Ruiz, Rossi y Chazarreta, y se metían en la zaga central “Pieri” Saganías, y por derecha jugaba René Taboada junto a Víctor Pereyra, y por la izquierda, Manuel Rojas tenía la libertad para crear y manejar los “hilos”.
Arriba estaban “Liya” Ayunta y “Poro” Aranda, quién fue el autor de la apertura del marcador a los 20 minutos de juego. Enmudeció la Boca.
Con la desventaja de la mínima diferencia, el local se fue adelante, creando chances, pero apareció el seguro “Gringo” Carot para desbaratar las opciones del equipo de Xeneize, que se fue a los vestuarios perdiendo 1-0.
Puntos altos en los “ferroviarios”, sobre todo, en la defensiva, aunque los volantes corrían por todos lados, pero cuando el balón pasaba por Manuel Rojas, todo se simplificaba. Un crack. Aparte los volantes como Saganías y Pereyra, sabían mucho con la pelota. Sorpresa y media.
En el segundo tiempo, Boca volvió a tener protagonismo, y Marcelo Aranda la sacó en la línea el empate del local, tras un potente cabezazo de Zarich. Y después Antonio Carot atajó todo.
Se fueron consumiendo los minutos. La cancha estaba inclinada, y de una contra letal, Aranda fue por izquierda, habilitó a Manuel Rojas, que, con su fina figura, y con mucha calidad, ante la salida de Roma, definió a un costado para el 2-0 parcial. Una verdadera “Joyita”. Todavía faltaba 17 minutos para consumir la hazaña.
En esa época no había cambios, y el partido fue de menor a mayor. El hincha porteño murmuraba cada desequilibrio de su rival, que fueron manejando el partido, aunque a los 42 minutos, Antonio Rattin metió el descuento. Pero antes, Central se quedó con 9, por las expulsiones de Chazarreta y Ruiz, y Pianetti para Boca.
Los minutos finales fueron eternos, donde Boca lo pudo empatar y Central lo pudo aumentar. Solamente quedó la tremenda alegría de un puñado de santiagueños que festejan el primer triunfo de un equipo del interior en la Bombonera, el sueño se había hecho realidad.
Todos querían saber quiénes eran esos “11” monstruos que habían consumado una verdadera leyenda en el fútbol argentino. Cuando todos se enteraron que eran empleados públicos, policías, taxistas y albañiles (con el mayor del respeto por su profesión), que jugaban al fútbol por pasión, con pocos entrenamientos, entendieron que el fútbol da lecciones, que muchas veces cuesta olvidar.
Todos preguntaban por Manuel Rojas (gallina por ley), por Víctor Pereyra, o por Marcelo Aranda, que ya tenían clubes que los pretendían, y que esa magnífica actuación en el Templo Argentino era una demostración de puro atrevimiento de santiagueños, que, en plena siesta de un domingo, lo durmieron a uno de los “grandes”.
"Esa victoria marcó y sigue marcando al deporte de nuestra provincia. Como un motivo de orgullo que podemos contar todos los días", le comentó “Cali” Rossi hace tres años a Clarín.
El regreso fue el viaje más gratificando y recordado por los hinchas ferroviarios. Las calles de Santiago, la Plaza Libertad, y las ciudades del interior sobre la Ruta 34, salieron a tributarle un saludo de alto voltaje emotivo.
Pasan las hojas del almanaque y cada día es más grande el triunfo de Central Córdoba, hoy sumergido en primera división, codeándose con los grandes en una de las mejores cinco ligas más importantes del planeta.
El “Gringo” Carot, “Polo” Mackeprang, “Cali” Rossi, René Ruiz (papá de Pinino), el “Loco” Chazarreta, Taboada, Víctor Pereyra, “Pieri” Saganías, Manuel Rojas, “Liya” Ayunta y “Poro” Aranda merecen la estatua del tiempo. Sumándose “Tripa” Collado, un carnicero futbolero que era un incentivador nato. Ya pasaron 53 años, como si fuera hoy mismo, pero con un valor significativo e irrepetible del primer grande del Interior.
Hazaña con una historia que perdurará por los siglos de los siglos. Amén.
Autoría: RENÉ PAZ